Hoy he cogido los prismáticos para observar la vida desde lejos y centrarme en lo que verdaderamente importa. Como si no le hubiese querido nunca, me he sentado a escucharle, le he acariciado como si aún fuese un niño, como si no nos hubiésemos alejado tanto por causas peregrinas. Me ha contado sus sueños, ha llorado y reído. Estaba enamorado y le dolió en el alma el final de su abrazo, le dejó tiritando. Le miraba a los ojos, mi niño, mi tesoro, que nada le haga daño. Y, como al fin y al cabo soy su madre (aprovechando el momento de intimidad), he acabado por convencerle de que no se ponga un piercing en la lengua. No tenemos remedio, las madres, digo.
mAdrE no hay más que UnA, pero algunas pareceis dOS :) Besos :)
Escrito por mOe:) a las 2 de Abril 2004 a las 12:17 PM