He pasado la noche en una casa larga de los huaorani, en la selva del Amazonas. Aquí la gente que habita en la misma casa se vuelve de la misma sustancia, así que me dejé llevar para contemplar paso a paso la transformación. En esta casa viven seis mujeres, diez hombres y un número indeterminado de niños. Me tumbé en una hamaca y me trajeron la cena, comí con ellos y observé cómo se introducían unos a otros los alimentos en la boca y se acariciaban con los hombros y con las cabezas, reían. Además de la comida comparten la sensualidad, es su art de vivre. Después de cenar, me acariciaron, me despiojaron, los niños treparon por mis pechos y besaron mis pies, las mujeres enredaron mi pelo y los hombres masajearon mi espalda. Disfruté del placer de ser mimada y arrullada sin tensiones eróticas, sin contratos afectivos. Este bienestar promiscuo y saludable me hizo revivir en medio de la selva, me substanció, me nutrió. Pero esta mañana, a primera hora, han llegado los misioneros y me han obligado a vestirme inmediatamente y a salir de la casa larga sin poder ni siquiera despedirme de mi nueva familia.
Dios nos libre de los misioneros, de los profetas, de los salvadores de la moral, la patria y la verdad!!!!
¿Volverás esta noche a la casa larga???? dejaste un rastro de miguitas de fresa en la trocha que conducé hasta alli?? :) Besos :)
It's beautiful !
Es poesia de vida.
La humanidad supera las normas sociales.