Tenía la sartén al fuego. Estaba muy caliente. Freí un suspiro. Lo había rebozado. Me di de merendar dulzuras. Tomé de postre un beso muy tostado y me fui a dormir con la miel en los labios. Esa noche no había nada para cenar.
Escrito por Clarice a las 24 de Agosto 2004 a las 06:05 PM | TrackBackTanto azúcar de cena te hubiera matado. Deja la diabetes para otros, a nosotros nos va más lo salado...;)
Escrito por Curro a las 24 de Agosto 2004 a las 07:06 PMMi querida Clarice...Nada me resulta más doloroso que imaginarla marujona y adicta al dulce, el azucar solo resulta necesario como paliativo en casos de dolorosa castidad: No acierto a comprender que alguien de su eficacia y aptitudes acabe con la nevera vacía y friendo suspiros, que es tanto como freir espárragos pero aún más lamentable.
Bien que Agosto la llene de pereza y cierta desidia vacacional la invada, pero una cosa es dejarse hacer en desmayada entrega y otra dejar de hacer entregas como si se desmayara...Por favor Clarice. Alegre su cocina e introduzca, que se yo, ingredientes variopintos, nuevas preparaciones, tal vez especias exóticas...o céntrese en lo suyo, en lo que domina, en esas mágicas combinaciones de presión y temperatura mecánicamente inducidas con las que consigue dar sabor de Consuelo, textura de Caricia y Esencia de mAndArinA a los ratos de cada dia.
Suyo, permanente aunque silencioso, Hanny:)
Cursos de cocina? comida rápida? cita con Arguiñano?... sino te espera una larga dieta...
Escrito por Jesús a las 24 de Agosto 2004 a las 11:56 PMRica cena,quisiera alguna vez tener eso para cenar!!!.
Saludos.