Es muy gracioso todo esto. Si yo vuelo, me llamas a la prudencia, tiras de mis coletas, me haces despabilar. Voy un día y me digo, está bien, está bien, controlemos todo esto, veamos los perfiles, el marco referencial, evitemos los desbordamientos, que tú eres muy dada. Deja de imaginar eternidades. Modifica un poquito esa conducta absurda de ir amando sin miedo, no seas insensata. Vale, lo pienso, reflexiono, quizás en el momento en el que más me he visto al borde de la entrega rotunda, del sí definitivo. Intento colocarme en terreno más firme, como tú me pedías, que todo se termina, que las cosas no son como queremos, que no podemos ver tan sólo lo que nos acaricia. Está bien, cedo, me recomiendo. Ni siquiera me paso. No es que, de pronto, imagine tan sólo liquidación y cierre, no me echo a llorar, no dibujo horizontes marchitos. Tan sólo digo, pienso, quizá te guste más un toque de lucidez en mi peinado, alguna certeza que colgarme en el cuello. Ja! Pues no. En cuanto descubres ese atisbo de juicio por mi escote, me atas por los pies a tu cometa, me agitas y me lanzas al aire. Evitas cualquier roce de mi sombra en la tierra.
Escrito por Clarice a las 24 de Febrero 2005 a las 12:27 PM | TrackBackSomos todos unos egoístas. Tú sigue disfrutando del vuelo, pero del tuyo sobre su cometa, no debajo.
Escrito por Curro a las 24 de Febrero 2005 a las 01:42 PM