Cuando disfruto de una buena cena nunca estoy segura de si estoy cometiendo pecado de gula o de lujuria, un poco de cada, espero. La noche era, más que cálida, bochornosa pero la terraza, las fuentes y el feng sui ambiental encubrían la irrespirable atmósfera madrileña. Menú para dos: tempura de verduras, revuelto cremoso de setas chinas con chips de verduritas y para acompañar una botella de Oda Blanc bien frío que demasiado pronto estaba bocabajo en la champanera. Los segundos tardaron en llegar a la mesa lo suficiente para desearlos, poularda dorada y secreto de ibérico asado con sésamo y láminas de pera. El vino, ahora, Dominio de Valdepusa que terminó de convertirme en una persona feliz y mareada tambaleándose hacia el aseo sobre tacones de aguja de 20 centímetros. Postres a mezclar y compartir: espuma de vainilla con granizado de maracuyá y mascarpone con sorbete de mango y jengibre. De vuelta a casa, 32 grados, 2 de la madrugada, baja un grado y medio al pasar por El Retiro, nos saltamos las salidas de la autovía, terminamos en Toledo, vimos amanecer.
eso si que es irse la mano y despues de la mano el resto :) Besos :)
Escrito por mOe:) a las 30 de Junio 2004 a las 07:03 PM