Como soy muy de colorines, fui al Reina Sofía en busca de Lichtenstein, tan pop, tan art, tan modenno, tan New York, tan queso, tan teléfono, tan puntos, tan espacios, tan grande... Sin embargo, un poco antes de entrar en el espacio cómico logotípico all about art, me pasé por los Monocromos de Malevich al presente, sin mucha convicción precisamente porque soy muy de colorines pero... ¡Cómo me sedujo lo monocromático! Un solo color se muestra desnudo y puro, existencialista, protagonismo de las formas y las tonalidades. Hasta el dorado pierde barroquismo y se simplifica, se llena de luz, como en Los libros de la luna, mármol y madera dorada, que te dan ganas de tumbarte encima. Los azules te llevan de paseo por los mares y los sueños. Los rojos te adentran en pasiones. La plata refresca. El negro y el blanco, contrapuntos maniqueos. Cada esencia explota y absorbe el contexto, experiencia subjetiva del color, del paradigma. Un solo color, mil miradas.
Por fuera, el Reina Sofía, que ya es otro, abre unas ventanas al cielo que vi con unos ojos que me prestaron en el Cantábrico. Es todo cristal y rojo y escaleras y grietas y modernidad, reflejos contemporáneos. Nouvel da la mano a Sabatini y se le trae a rastras hasta el siglo XXI. Un placer.
...pena de compañía :) Si es que te lo tengo dicho si a mandarinas mandarinas, si a fresas fresas, si a chocolate chocolate...cuando te centras en un solo color aprecias los infinitos tonos :) los miles de matices...:)
Escrito por mOe:) a las 29 de Junio 2004 a las 02:38 PM