Tengo un peruano viviendo en el salón de mi casa. Le encontré sentado en el suelo, en un rincón, la noche del viernes pasado y, supongo que debido a la intoxicación etílica que te hace poner luz de racionalidad a las cosas más inverosímiles, pensé que era un chamán que andaba por aquí bendiciendo todos los rincones de mi hogar. Sin embargo, después de observarle durante toda esta semana y comprobar que no es ciego (el único chamán que conozco lo es) me está empezando a resultar más bien una especie de guardia de seguridad, que tampoco me vendría mal, sobre todo para evitar que la casa se me siga llenando de gente desconocida. Apenas hemos intercambiado tres palabras el peruano y yo. Come poco y no hace nada de ruido así que no molesta. Ayer le invité a tomar el té con nosotros en la salita pero hizo un gesto negativo con la cabeza y entró en esa especie de trance meditativo en la que se pasa la mayor parte del día. Les he dicho a los niños que no hagan mucho ruido porque al hombre se le ve muy concentrado en sus cosas y no quiero que le distraigan. Las apariciones peruanas, es lo que tienen.
Escrito por Clarice a las 8 de Julio 2004 a las 12:19 PM | TrackBackEs tan bueno que me lo guardo.
CUando me acuerde la añado a mi blogosfera. (aunque le dije eso al pobre Why hace mil años y aun está en la cola... Dios, que vago soy)
Escrito por Rolando a las 8 de Julio 2004 a las 11:45 PM