Tenía tanto que decir que se subió a un taburete, a falta de podio. Miró al tendido, no había nadie entre el público, en fin, mejor dicho, no había público así que difícilmente podía haber nadie entre. No se amilanó. Tenía que decir lo que tenía que decir. Se aclaró la garganta. Tragó saliva. Allá va. Mas al articular la primera sílaba, seguramente fruto del ímpetu expresivo, se partió una pata del escabel y se metió tal hostia contra el suelo que se le pasaron las ganas de hablar por mucho tiempo. Además, en la caída, se rompió los dos incisivos superiores y le daba vergüenza abrir la boca en público.
Escrito por Clarice a las 11 de Septiembre 2004 a las 12:55 PM | TrackBack...al ir a arreglarse los incisivos, el dentista se le quedó mirando a los ojos, asintió y ella entendió que todo lo pendiente quedaba dicho. Cerro los ojos tranquila y se quedó dormidita con el oxido nitroso...si no tuviera al dentista fuchicándole en la boca, sonreiría.:)
Recordó aquello de "Canto mi canción para los que conmigo van..." Besos:)
Que no se calle por hablar sola, que romperse los dientes es mejor que partirse el alma.
Escrito por Curro a las 13 de Septiembre 2004 a las 01:10 PMPero por qué habláis los dos en femenino si era un señor hecho y derecho el que se partió los piños... Si no era yo...
Escrito por soloclarice a las 13 de Septiembre 2004 a las 01:58 PM