Después de la bronca que me había llevado por la mañana, intentando poner los pies en la tierra, que yo pensaba que era lo mejor, que lo demás al final sólo trae consecuencias del tipo frustrante nosenicomo, pues eso, después del rapapolvo (que a mí estas cosas me afectan mucho) pensé, a ver si esta tarde me lo aclara el superprofe, que se pasa por la periferia como presidente de honor del Instituto de Cultura del Sur.
El primer placer fue reencontrarme con Pilar, que es un solete, que te abraza siempre, que te habla de todo muy rápido y te cuenta un montón de cosas de su José, de Darío Fo (que actuó como espontáneo en la presentación de Ensayo sobre la lucidez en Milán), de Humberto Eco, que presentó el libro..., del alcalde de Roma. Luego se acerca Saramago, le pregunto por el artículo de Pérez Reverte del domingo, me dice, encogiéndose de hombros, que él no se considera referente moral de nada ni de nadie. Bueno, eso lo dirá él, claro, cada uno toma las referencias morales de donde quiere (o de donde puede, en los tiempos que corren).
Empiezan a llegar los políticos (que luego se llevarían lo suyo en la conferencia del nóbel pero que estaban encantados de saludarle y darle libritos a estrenar para que se los dedicase). Pilar me coge del brazo, me presenta a Mara Torres (otra buena sorpresa de la tarde) y nos escapamos a tomar un café. Hablamos de sus viajes, de sus libros, de Memorial del Convento (una novela de amor en la que nunca se dice te quiero pero que tiene frases como la que eligió Mara para la presentación “mirarse era la casa de ambos”), de libros de otros, de cine, de proyectos y de más.
Me temo que a Saramago no le hizo ningún efecto el peloteo político, o acaso sí, por eso en su conferencia que él denominó (representación de conferencia nada magistral) les puso a caldo llamándoles títeres del poder económico, diciendo que la democracia no existe porque no se respetan los derechos humanos en ninguna parte del mundo, negándose a hablar de mestizaje (palabro que supone que debe incluso ofender a los mestizos). Entre el público, algunos se iban hundiendo avergonzados en sus butacas. Es lo que tiene el ser premio nóbel y tener más de ochenta años, que puedes decir lo que piensas y encima todo el mundo te aplaude con una sonrisa de oreja a oreja aunque les estés llamando escoria.
Habló de más cosas que ya iré contando (algunas no diré que son de Saramago sino que se me han ocurrido a mí, que para eso éste es mi blog).
Con la intranquilidad en el cuerpo, instándome a la impaciencia, me dejó el profe, y claro, preguntándome de nuevo si hay que coserse a la piel la literatura para entender algo de la vida o aunque sea para amar sin decir te quiero o para que puedas saber lo que piensan Fo, Eco o Saramago de todo este lío o, simplemente, para que te recuerden que la manzana que pintó Magritte no era una manzana.
Aunque, si lo pienso, esto es peor todavía porque, digo yo, la vida que vivo es vida o sólo una representación de la vida que no tiene ni olor ni sabor ni jugo ni nada de nada?
la vida es arcilla en las manos de cada uno...objeto de artificio, materia de literatura :) Besos de mAndArinA :)
Escrito por mOe:) a las 29 de Septiembre 2004 a las 12:18 PM