21 de Diciembre 2004

Clara

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CARTA III

Nunca sabré de ti,
y eso lo supe
desde el primer encuentro.

Esta certeza tiene tanta fuerza
que es
como si tuviera noticias tuyas
a cada momento.

Clara Janés

Clara estaba muy triste cuando cayó en sus manos un poema de Vladimir. Fue una suerte de salvación. A veces, muy pocas, el arte tiene ese poder, nos hace resurgir. Clara se levantó. Necesitaba saber.

Llamó a su editor, esperando que él pudiese ponerla en contacto con aquel escritor checo que le hablaba desde sus poemas. Su editor le dijo que era un empeño absurdo pues Vladimir llevaba años desterrado voluntariamente en la isla de Kampa, alejado del mundo, sin hablar con nadie. Clara insistió y consiguió una cita con Vladimir. Fue un encuentro extraño. Clara, Vladimir y su editor. Vladimir apenas miró a Clara en toda la entrevista. Ella no sabía ni una palabra de checo y sólo pudo hablar algo con el editor del poeta. Se sentía una estúpida por volar hasta tan lejos para conocer a alguien que no se dejaba conocer. Pensó que el poema que ella había leído -y que le había devuelto las ganas de vivir- nada tenía que ver con aquel hombre opaco y dolorido. Regresó del viaje desilusionada, con el convencimiento de haberse equivocado. Pero a los pocos días recibió una llamada desde Praga, era del editor de Vladimir Holan, el poeta le pedía disculpas por su comportamiento, llevaba tanto tiempo solo que había perdido el oficio de relacionarse. Quería volver a verla cuanto antes, tanto ella como su obra le habían dejado muy impresionado. Clara prometió volver pero antes quería aprender checo. Lo hizo, aprendió el idioma y volvió a Kampa. Se enamoraron, quizá llevaban enamorados mucho tiempo y sólo esperaban el momento oportuno para encontrarse.

Escrito por Clarice a las 21 de Diciembre 2004 a las 08:51 PM | TrackBack
Comentarios

...ya te digo :) Besos :)

Escrito por mOe:) a las 22 de Diciembre 2004 a las 09:00 AM

Vaya... Esta historia es cierta? Porque si lo es (supongo que sí) es ciertamente bonita. He leído alguna vez cosas de Clara Janés y siempre me han gustado. Este poema que transcribes al comienzo del post, por ejemplo. Pero el poema de Vladimir Holan... Bueno. Me ha recordado precisamente a un domingo reciente mío, un domingo lluvioso en el que me levanté asustada y bajé corriendo a la calle, al coche, a la carretera, a la playa, buscando desesperadamente librarme de una soledad no deseada.
Y una pregunta, una duda que me asalta: Clara Janés no es la cabeza pensante de Lumen (la editorial)? Creo que sí. Siempre han traído a España obras fantásticas, generalmente (o quizá todas, sí, creo que todas) escritas por mujeres.
Y... Nada, que me alegro de haberte encontrado (a través de los comentarios de Bo Peep). Volveré por aquí, si no te importa... Un saludo.

Escrito por Liv a las 22 de Diciembre 2004 a las 11:54 AM

Descubrirle a un estudiante de Filología Eslava especializado en checo a un autor nuevo para él se merece mucho más que ésto, pero GRACIAS

Escrito por Curro a las 22 de Diciembre 2004 a las 12:14 PM

La historia es tan... interesante que merecería ser desarrollada en un guión cinematográfico. Tu siempre en la línea de lo mágico.

Escrito por Anonymous a las 22 de Diciembre 2004 a las 12:41 PM

Muy probablemente llevaban enamorados desde antes de conocerse; como todo el mundo con la capacidad de amar, ama al que corresponde desde el mismo instante en que nace. Así, sin renuncias ni complicaciones.

Lo que pasa es que los poetas tienen la habilidad de transcibir esa magia, de vivirla e intensificarla con todo su poder y verdadero esplendor.

Bellísima historia :***

Escrito por Aliena a las 22 de Diciembre 2004 a las 08:33 PM
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