Los bailarines evolucionan con tanta fluidez como si lo más natural para el hombre fuese danzar y deslizarse.
Manos, piernas, torsos, brazos que se alargan, que se funden...
Debussy pone la música, Duato, la forma.
Quienes bailan, niños duendes, absorben todo y se despliegan.
Sonidos mágicos, giros que no existen, todo flota, se suspende, avanza, se mezcla, se diluye, se da.
La belleza que conmueve. La fragilidad. Lo efímero. La intensidad del roce suave. La levedad que envuelve. Lo atávico. El espíritu. Danzar...
Ponga un bAilArin/A en su vida :)
Escrito por mOe:) a las 31 de Enero 2005 a las 01:18 PMEl domingo estuve en la Zarzuela viendo a la CND y disfruté uno de esos momentos únicos: dos duatos y un Jiri Kylian. Te lo cuento a ti en petit comité porque se me han quitado las ganas de escribir post sobre la danza. Resulta curioso, porque puedo entender que me llamen pedante por citar a unos escritores o a otros pero no puedo soportar que me llamen snob porque me apasione la danza.
Escrito por Bo Peep a las 1 de Febrero 2005 a las 10:08 PMJajaja, Bo. Tú eres la dueña de tu blog. No te cortes ni un pelo, si no, de qué nos valdría esta terapia. Besos. Esta que cuento era la CND2. Besitos.
Escrito por Clarice a las 2 de Febrero 2005 a las 07:34 AM