29 de Octubre 2004

Sin salirse de los límites

Este cuento cuenta la historia de una profesora que intentaba enseñar a su alumno a colorear sin salirse de los límites. El niño se enfrentó el primer día a su tarea con ánimo aplicado, dispuesto a cumplir con las instrucciones de su educadora, tendentes, lo más seguro, a hacer de él un hombre de provecho. Sin embargo, se encontró en seguida con un problema. Tenía que colorear sin salirse de los límites, vale, pero, ¿dónde estaban los límites?
El niño miró a su alrededor con inquietud, intentando advertir la presencia de cualquier demarcación que confinara su actividad pictórica, pero no percibía nada. Así que cogió un lápiz azul y empezó a pintar sobre el papel, luego continuó por el pupitre, la silla, la pared de la clase, la puerta por dentro, la puerta por fuera... Trazó una fina línea azul por toooooodo el pasillo, llegó a la puerta de salida y allí... Se topó con el portero. Eh, dónde va usted?, gruñó el bedel, al tiempo que le cogía por la oreja. Inmediatamente el niño pensó: Ah, este debe de ser el límite y dejó de colorear.
A partir de ese día, siempre que la profesora le conminaba a colorear, SIN SALIRSE DE LOS LÍMITES, el niño recorría el mismo camino desde el papel hasta el portero, pintura en ristre. Hasta que un día, viendo al bedel despistado observando las volutas de humo que salían de su cigarrillo, el niño se armó de valor y, con el corazón galopando, se atrevió a pintarle un zapato. Se salió de los límites. Corrió entonces hasta la clase y se sentó en su pupitre, jadeando, invadido por la excitación y con una media sonrisa cruzando su cara colorada.

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28 de Octubre 2004

Si estoy contenta...

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Soy una exagerada, inmoderada, extrema. Mis picos de alegría no tienen fundamento. La depresión me coge sin trama alguna. La placidez no tiene nada de objetivo. Ayer me comunicaron que seguramente cerrarán mi empresa, me abollé el coche con la columna del garaje, pisé una mierda de perro, me calé hasta los huesos, llegué tarde a clase y el profe ya se había marchado... Pues nada, ni por esas. Si se está contenta, se está contenta. Me tomé un café cortado, largo de conversación, luego un té de sueños con más de hablar, mientras llovía afuera. Conté más de lo que debía, como me pasa siempre, con falta de mesura, me pierden las formas. Pero de todos modos nos supo a poco el rato. Repetiremos, ahora que yo sé que duerme en una buhardilla por la que entra a veces un rayo de luna y él sabe que siempre tengo ganas de salir de corriendo de cualquier parte.

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27 de Octubre 2004

Pintura y Dibujo

El la calle París ya está abierta una floristería y eso que aún no ha amanecido. El local emana un olor conocido, entre fresco y mustio, entre fiesta y cementerio. Llueve muy despacio. Camino hacia el trabajo tarareando la canción que acabo de dejar callada dentro de mi coche. En la obra de la esquina han encendido una hoguera, huele a madera tostada, a castañas asadas. El fuego ilumina la cara de dos obreros que fuman en silencio, fijos en el bidón incendiado, recordando los sueños aparcados hace ya rato en sus almohadas. En el suelo, abierto y tendido bocabajo, se moja un libro escolar de Pintura y Dibujo. Tiene un nombre escrito a boli en la cubierta, con letra infantil, Jorge García. Jorge perdió ayer su libro al volver a casa de la clase de inglés. Se le cayó de la cartera cuando sacaba unos cromos y contaba los fichajes que había conseguido ganar a sus compañeros. Esta mañana, mientras su madre prepara el colacao, Jorge busca y rebusca en su escritorio el libro de dibujo en el había pintado un paisaje otoñal lleno de hojas caídas que ahora se mojan bajo la lluvia mansa del amanecer, en la calle París.

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26 de Octubre 2004

Cuestación

Íbamos por el parque el político, su guardaespaldas y yo. Nos hemos cruzado con un par de niñas que llevaban una hucha de la Cruz Roja. Se han acercado y nos han pedido un donativo. Les he dado una monedita de dos euros. El guardaespaldas también ha sacado dinero y lo ha introducido en la hucha, pero ha advertido a las niñas: la pegatina ponédsela a él, señalando al político. El político y yo hemos continuado nuestro camino con la crucecita en la solapa. El guardaespaldas, dos pasos más atrás, sin nada en la chaqueta.

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25 de Octubre 2004

Tisana

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De nada sirvió la huída del viernes porque lo del sábado (y el domingo), ya ineludible, me hizo purgar con creces la escapada. Me dejó deslomada, desleída, vuelta del revés, en un descoloque como de mareo de autocar, de náuseas, de qué coño hago yo aquí.
Alabé bordados de mantelería, admiré copas de plata recién pulidas con pasta de dientes (parece que post del viernes era premonitorio), tragué lámparas de lagrimones, sofás orejeros recién tapizados... Me morí un par de veces. Já! Y me lo quería perder.
Menos mal, que ayer, anoche, mejoró suavemente el colorido de mi crónica gracias a un encanto de chico con guitarra que se hizo tisana para mi maltrecho sistema neurodigestivo. Se llama Luis Ramiro y dice cosas bonitas que en su boca suenan tan dulces...
Gracias a algunas de sus promesas esta noche pude conciliar el sueño y me he levantado como nueva, más o menos...

Escrito por Clarice a las 10:17 AM | Comentarios (6) | TrackBack

22 de Octubre 2004

Por parejas

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No comparto ese interés de algunas parejas por hacerse amigas de otras parejas. Amistad a cuatro. Que, claro, termina en el clásico, sobradamente conocido y básicamente estereotípico modelo chicos con chicos, chicas con chicas.
Lo primero que me toca las narices es que si se va en coche a alguna parte, los varones ocupan SIEMPRE los asientos delanteros, debe estar escrito en algún manual de los amigos por parejas que a las niñas nos encanta ir detrás para hablar de nuestras cosas.
En la cena, ellos eligen el vino, hablan sin parar, se cuentan chistes... Se lo pasan bomba.
Al parecer, la lógica determina que si dos hombres son amigos, sus respectivas se hagan inseparables aunque lo único que tengan en común sea la marca de pasta dentífrica que utilizan, y, a veces, ni siquiera se produce esta feliz coincidencia sobre la que podríamos ser capaces de cimentar un sincero afecto.
Esta noche tengo una de esas cenas a cuatro a la que no pienso acudir porque me he inventado una cita con una amiga de la infancia. Me pasaré la noche sola por los bares, situación ésta que no me complace en demasía pero que, en todo caso, es preferible a la de tener que rebuscar algunos temas femeninos de conversación para ir pasando el trago mientras los muchachotes debaten sobre el redescubrimiento de la uva garnacha, tan injustamente denostada por los enólogos hasta el momento presente.


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21 de Octubre 2004

Gominolas

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Como me dolía la cabeza me he tomado una caja de fiorinales, ahora me duele el estómago. Estoy intentando calmar un dolor de estómago a base de gominolas. No funciona pero me endulza el paladar y así me acuerdo menos de lo que me duele. Como decía Baudelaire, en los barrios pobres hacen falta vidrios de colores que hagan ver hermosa la vida, vidrios de paraíso. Una gominola chupada se parece mucho a un vidrio coloreado.

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19 de Octubre 2004

Búscate la vida

Ayer asistí (como oyente, o sea, sin haber pagado matrícula) a un taller para niños de once años con el esperanzador título de “Búscate la vida”. Pensé que algo podría aprender. “Buscarse la vida... bien...”, dice un sabihondillo acariciándose el mentón, “lo más importante es aprender a coser”. Mira, pienso, que niño más apañao. Pero no había finalizado su exposición. “Hay que aprender a coser para hacerse una buena funda de navaja”, remata. Mira, eso no se me habría ocurrido. La profe intenta pasar por alto la intervención y les pregunta por sus aficiones. Jugar a la Play es la respuesta mayoritaria, prácticamente unánime. Salvo para el sabihondillo que apunta: “comer (eso lo primero), salir del cole y dormir”. Vaya, comer y dormir, dice la profe. No, no, replica el infante, y “salir del cole”, no se te olvide. La pobre mujer intenta hacerles ver la importancia de conocer el sistema de transporte público, los centros de salud de la zona, las actividades culturales del municipio... Mientras, niños y niñas se divierten ejerciendo el vandalismo, esnifando pegamento de barra y metiéndose mano dentro del armario del material. El taller continúa con semejante nivel de entendimiento. La osada profesora se atreve finalmente a pedirles un calificativo sobre la primera sesión. La mayor parte opta por “deprimente”, se oye algún que otro “interesante” de los más apocados y, finalmente, el potencial navajero hacendoso responde: “asqueble? Se puede denominar asqueable a lo que da asco?”.
Búscate tú la vida!, le espeto a la profe antes de abandonar el aula con mis nuevos amigos. Ya estamos preparados para comernos el mundo.

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18 de Octubre 2004

Instrucciones

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Claro que no lo comprendo. Dicen que conmigo no hay quien se entere, quien sea capaz de decir, ah, bueno, le pasa esto o lo otro. Imposible. Les despisto porque lloro y, al rato, me voy de copas, y al rato me tapo la cabeza con el edredón. Quiero tirar toda mi vida por la borda y, en dos minutos, hago planes para los próximos cien años. No digo ni palabra pero quiero que entiendan lo que siento, lo que pienso y lo que me atormenta y actúen en consecuencia pero, los muy idiotas, no se enteran. No me tapan si siento frío ni me abanican si me da un sofocón. No me llaman por teléfono aunque me siente a esperar delante del aparato, con gesto compungido. Pues a mí me parece que es su obligación adivinar mis deseos cuando aún son incipientes y besarme si estoy a punto de morir o dar un paso atrás si necesito espacio para hacer alguna contorsión. Yo no tengo la culpa si perdieron el librito de instrucciones cuando irrumpí en sus vidas. Que lo busquen, joder!

Escrito por Clarice a las 10:19 AM | Comentarios (6) | TrackBack

15 de Octubre 2004

La llamada

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Cerca de las dos de la madrugada sonó el teléfono. Me dio un susto de muerte. Como lo tengo en la mesilla, tiré al suelo un par de libros y el despertador antes de atinar a encender la lamparita y descolgar. Cuando suena el teléfono a horas intempestivas siempre pienso en mis padres, en mis hermanos..., y el corazón se me sube a la garganta, presagiando alguna desgracia. Alcancé por fin el auricular y respondí. Escuché una voz femenina, con acento extranjero, que me gritó: ¡zorra, qué haces en mi casa, sal de mi cama antes de que vaya y te saque los ojos! Colgué como si el auricular me quemase en las manos e intenté volver a conciliar el sueño inútilmente. Me sudaban las manos, las piernas, el corazón no terminaba de recuperar su ritmo normal. Dejé la luz encendida. Miré alrededor. Aquella era mi habitación, mi cama, mis cuadros, mis libros, mi ventana, mis plantas... No cabía ninguna duda... No?

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14 de Octubre 2004

Meteorología

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Supo que se había enamorado cuando, viendo El Tiempo en la tele, lo primero en lo que se fijaba era en la parte del mapa donde vivía él para ver si aparecían nubes llorando o huevos fritos.

Escrito por Clarice a las 9:42 AM | Comentarios (10) | TrackBack

13 de Octubre 2004

Before

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El reencuentro podía haber resultado superficial. No, no podía. No en París. Tomamos un café? Yo quiero ser ella y quiero volver a encontrarte. Qué de cosas contamos ante de empezar a decirnos lo que nos hemos añorado, el hueco insalvable que dejó nuestro encuentro, lo que nadie puede llenar con nada. El Sena les va persiguiendo, el mismo agua que siempre me persigue. El tiempo que quiere separarnos, como los trenes, como los aviones, como la vida. Quiero hablar con él, hablar contigo. Caminar. Hacerlo todo antes del atardecer, vivirlo todo. No hay nada más en el mundo, no lo hubo. Hay que atrapar aquello para que no se evapore, escribirlo, soñarlo, mimarlo... Nunca me he alegrado tanto de ir al cine sola, de dejar un asiento libre a mi lado para que pudieses sentarte tú y coger mi mano antes del atardecer, siempre. Llevarte a mi casa. Poner música. Bailar para ti. Palpitar.

Escrito por Clarice a las 1:28 PM | Comentarios (5) | TrackBack

Sin paraíso

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Toda la vida buscando un paraíso que no estaba en ninguna parte. Siempre atormentado. Buscando el encaje, la adaptación, las explicaciones, el paisaje que contuviera la respuesta a todas las preguntas. En lo primitivo estará la esencia. Y ni siquiera... Suite Volpini, de Cézanne a la Martinica, Degás el desnudo y la danza, Eva y los dioses... Raciones de tanteo antes de la partida. Antes de Tahití. Primeros cuestionamientos. Poética simbolista. Los árboles azules pueden servir para esconder algunos miedos y esa zozobra que llevó a Gauguin a la otra esquina y mirad ese destartalado horizonte sin línea y tan punzante... Sin paraíso.

Escrito por Clarice a las 10:19 AM | Comentarios (11) | TrackBack

6 de Octubre 2004

Rocco, amore

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Rocco Buttiglione será el próximo comisario de Justicia de ese espejismo que es la Unión Europea. Me encanta poder contar con personas tan extraordinarias para que defiendan mis puntos de vista en este continente al que me siento tan vinculada, una vez que salto los Pirineos. Me hace feliz encontrar a gente con ideas renovadoras y refrescantes que me aleccionen y me expliquen, por poner un ejemplo, que la familia existe para permitir que las mujeres tengan hijos y que un hombre las cuide. Menos mal. Ya me quedo más tranquila. Y añade: Creo que hay que reflexionar sobre las condiciones de vida de las mujeres, a las que queremos mucho pero para las que hacemos poco. Yo sí que te quiero Rocco, guapo, amore.

Escrito por Clarice a las 12:10 PM | Comentarios (6) | TrackBack

5 de Octubre 2004

¿A qué huele?


Antes de que les dieran el nóbel a estos dos, ya sabíamos de la importancia de los olores, de lo que rememoran, de lo que cada cual guarda en su particular tarro de las esencias. Muchos de mis olores vivían en la niñez y siguen ahí guardados, en alguno de esos genes encargados de rodearlos de imágenes y sensaciones.
El olor a cartera, forro de libros, goma de borrar de nata, tinta china, ceras blandas, pasillo de colegio... El olor a tienda de ultramarinos, carne de membrillo, bacalao, chocolate... El olor de la cocina del restaurante de mis padres, que se ha quedado dentro de mi madre para siempre... El chicle bazoka, el ambientador del cine en la sesión de las cuatro y media... El olor a plástico vivo de las muñecas nuevas, los vestidos de la Nancy, los cuentos... El caramelo tostado, las friegas de alcohol para la fiebre, el jarabe de fresa para la tos...
Esos son los más tiernos, los que mejor se aspiran, los que rellenan huecos... Después los hay más ásperos, agrestes, apasionados, pasajeros, profundos, de los que marcan, de los que se olvidan, de hospitales, de sueños, discotecas, libros, de casas nuevas, de viajes, de hombres, de mujeres, de coches, carreteras, sábanas, mares, pueblos, olvidos, desengaños, nacimientos y muertes.
Ahora retengo el olor de mi casa y el de los que la habitan, el del otro lado de mi cama y también el del césped recién cortado, la lavanda, algunos vinos y según qué besos.


Escrito por Clarice a las 9:45 AM | Comentarios (9) | TrackBack

4 de Octubre 2004

Roma, guía turística

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No es una guía turística o quizá sí. Un repaso por lo que nos marca, por la esencia de las personas, los sentimientos, las emociones, los libros que nos van haciendo, que nos van convirtiendo, lo que desaprovechamos, lo que se dice, lo que se calla, lo que echaríamos al río para que la corriente lo sepulte y se olvide. Roma es una mujer, una madre. Roma es un paisaje de libertad ejercida, que sabe que nadie puede decirle a otro cómo hay que vivir. Roma me ha enseñado cosas de mí, de nosotros, del amor, de los hijos, de las elecciones, de las renuncias, de los compromisos, de los miedos, de tragar saliva. Demasiado mundo para una sola película.

Escrito por Clarice a las 10:36 AM | Comentarios (5) | TrackBack

1 de Octubre 2004

De ataduras, felicidad y desencanto

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Hora del café y de la filosofía barata. Como hemos ido a un sitio nuevo, pues parece que se renueva hasta la conversación y, aunque rápida, muy rápida, la charla se ha adentrado en temas de los profundos, profundísimos.
- Ayer leí algo así como que ser felices nos hacía sentirnos un poco burgueses y yo pienso todo lo contrario, que no hay nada más revolucionario que la felicidad.
- Y entonces, qué crees, que el desencanto es un sentimiento burgués?
- Pues, no sé, tendría que pensarlo.
- Yo no. Ellos son más felices.
- Quiénes?
- Los que se aburguesan.
- Pero no es una felicidad verdadera.
- Ah no? Cuál es verdadera, la que tu digas?
- No, no sé, una felicidad activa.
- Ja!
- Bueno vale (...) El otro día estuve con una mujer muy infeliz
- Por qué?
- Está atada
- Como todos
- Ya, pero nuestros nudos son corredizos

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