30 de Septiembre 2004

Fruta pocha, cuestión de aprovechamiento

Cesta.jpg
Este día ha amanecido como una cesta llena de fruta. Una cesta de mimbre. En ella se mezclaba fruta fresca y deliciosa con otras piezas arrugadas e incluso tatuadas de moho, fruta pocha. Entonces, claro, la primera intención ha sido volcar toda la cesta en el suelo e ir separando la fruta sana de la picada y echar a la basura todo lo malo. Luego, me dio un poco de pena de esas peritas miserables, blandas y marrones y he pensado que podrían servir para hacer mermelada, así que las he sepultado en azúcar. Los melocotones marchitos los he cocido con almíbar y con las fresas que manchaban los dedos hice un helado como el de aquella tarde. Finalmente, sólo he tirado un par de plátanos muy tristes y muy negros, que no tenían nada que aportar.

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29 de Septiembre 2004

Ceci n´est pas une pomme

magritte_revisite.jpgDespués de la bronca que me había llevado por la mañana, intentando poner los pies en la tierra, que yo pensaba que era lo mejor, que lo demás al final sólo trae consecuencias del tipo frustrante nosenicomo, pues eso, después del rapapolvo (que a mí estas cosas me afectan mucho) pensé, a ver si esta tarde me lo aclara el superprofe, que se pasa por la periferia como presidente de honor del Instituto de Cultura del Sur.

El primer placer fue reencontrarme con Pilar, que es un solete, que te abraza siempre, que te habla de todo muy rápido y te cuenta un montón de cosas de su José, de Darío Fo (que actuó como espontáneo en la presentación de Ensayo sobre la lucidez en Milán), de Humberto Eco, que presentó el libro..., del alcalde de Roma. Luego se acerca Saramago, le pregunto por el artículo de Pérez Reverte del domingo, me dice, encogiéndose de hombros, que él no se considera referente moral de nada ni de nadie. Bueno, eso lo dirá él, claro, cada uno toma las referencias morales de donde quiere (o de donde puede, en los tiempos que corren).
Empiezan a llegar los políticos (que luego se llevarían lo suyo en la conferencia del nóbel pero que estaban encantados de saludarle y darle libritos a estrenar para que se los dedicase). Pilar me coge del brazo, me presenta a Mara Torres (otra buena sorpresa de la tarde) y nos escapamos a tomar un café. Hablamos de sus viajes, de sus libros, de Memorial del Convento (una novela de amor en la que nunca se dice te quiero pero que tiene frases como la que eligió Mara para la presentación “mirarse era la casa de ambos”), de libros de otros, de cine, de proyectos y de más.
Me temo que a Saramago no le hizo ningún efecto el peloteo político, o acaso sí, por eso en su conferencia que él denominó (representación de conferencia nada magistral) les puso a caldo llamándoles títeres del poder económico, diciendo que la democracia no existe porque no se respetan los derechos humanos en ninguna parte del mundo, negándose a hablar de mestizaje (palabro que supone que debe incluso ofender a los mestizos). Entre el público, algunos se iban hundiendo avergonzados en sus butacas. Es lo que tiene el ser premio nóbel y tener más de ochenta años, que puedes decir lo que piensas y encima todo el mundo te aplaude con una sonrisa de oreja a oreja aunque les estés llamando escoria.
Habló de más cosas que ya iré contando (algunas no diré que son de Saramago sino que se me han ocurrido a mí, que para eso éste es mi blog).
Con la intranquilidad en el cuerpo, instándome a la impaciencia, me dejó el profe, y claro, preguntándome de nuevo si hay que coserse a la piel la literatura para entender algo de la vida o aunque sea para amar sin decir te quiero o para que puedas saber lo que piensan Fo, Eco o Saramago de todo este lío o, simplemente, para que te recuerden que la manzana que pintó Magritte no era una manzana.
Aunque, si lo pienso, esto es peor todavía porque, digo yo, la vida que vivo es vida o sólo una representación de la vida que no tiene ni olor ni sabor ni jugo ni nada de nada?

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28 de Septiembre 2004

Fallo del sistema

Llevo unos días que, por las tardes, hago un montón de cosas que no quiero hacer. Por ejemplo, intento ir a la cocina a prepararme un bocata y termino en la terraza regando las plantas. Decido tumbarme en el sofá a leer un rato y acabo depilándome las cejas. Es una sensación desagradable, como si el GPS de mi cuerpo tuviera interferencias. El caso es que sólo me pasa por las tardes. Por la mañana me ducho, me tomo el café y llego puntual a mi trabajo. Aunque, ahora que lo pienso, a lo mejor hago todo eso porque es justo lo contrario de lo quiero hacer.

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27 de Septiembre 2004

Olvidarte pero no tanto

Esta peli está llenita de cosas preciosas. Hay que ir a verla olvidando que el Jim Carrey que conocemos es le prota. Entonces te encuentras con una historia deliciosa, llena de sueños, de deseos, de amor y desamor, de paisajes que amamos, de recuerdos que odiamos.
Por qué nos enamoramos, de qué.
Por qué, aunque sepamos que vamos a sentirnos atrapados, que llegará un momento en el que desearíamos haber salido corriendo, no haber conocido a esa persona que nos hizo tan dependientes, que nos cambió la vida, con lo a gusto que estábamos nosotros antes.
Por qué, aunque razonablemente queramos alejarnos, terminamos lanzando la misma red, dejándonos pillar.
No somos capaces de renunciar a ese escalofrío. Cuando conocemos a alguien que nos conmueve siempre es alguien perfecto, que tiene a nuestra disposición todo su mundo, toda su magia, un montón de misterios, de placeres desconocidos. No queremos pensar que eso no durará, que acabaremos aburridos, haciéndonos reproches, odiando lo que amábamos, intentando escapar, pero...
Si nos pudiesen borrar del corazón durante el sueño todo lo que nos ha dolido, lo que nos asusta, nos encontraríamos al despertar con un montón de piezas deslavazadas que nos sabríamos dónde colocar, un cuento al que le han arrancado un montón de páginas.
No podríamos ser felices sin ser infelices.
No hay manera de salir indemnes, no hay forma de huir, ni ganas. Siempre volvemos a la carga, a la búsqueda de lo que nos eleve, de lo que nos haga especiales, a desear ese momento en el que descubrimos un tesoro, un diamante, un prisma que nos mejora la visión del mundo, un otro al que adoramos por su pelo, su forma de vestir, sus expresiones, sus manías..., todo lo que quizá después odiemos.
Soñar, atrapar los sueños, quedarnos con lo que más nos gusta de nuestra historia, amar aunque nos duela.

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24 de Septiembre 2004

Diagnóstico

Al fin sola
Mi médico me ha dicho que no me voy a morir. No me voy a morir nunca? Le he preguntado, entre sorprendida y encantada. No, nunca. En el reconocimiento médico que acabamos de realizarte hemos descubierto una enzima, situada encima de otra enzima, que te hace inmune a cualquier enfermedad, accidente laboral, de tráfico, doméstico, suicidio, asesinato, homicidio (no es los mismo??) con o sin premeditación... Y no puedo morirme de amor? Le he preguntado, por decir algo. Hostias!!, ha exclamado mi médico perdiendo la compostura hipocrática. De eso sí que no te salva nadie. La enzima no tiene efecto catalizador (hay que joderse) contra el mal de amores. Pero, vamos!, me ha animado sonriendo y dándome una palmadita en la espalda, de amor ya no se muere... He salido de la consulta tarareando la canción de Gianni Bella pero no sé, no me he quedado muy convencida.

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23 de Septiembre 2004

Al escondite

Un
Dos
Tres
Al escondite inglés
Sin mover las manos ni los pies
Llamo a la puerta
Y el mundo está dehabitado
No sé dónde se meten las palabras
Se bajan las persianas,
Los estores, los velos
Y no veo nada
Es como si a la risa
Se la hubiese tragado la tierra
Un toque en la cabeza
Y, plaff, desaparece
Cuando yo entro
Tan sólo queda el humo
Como si hubiera estado antes aquí
Y un olorcillo
Como de eternidad
Un
Dos
Tres
Al escondite inglés...

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Sub urbano

GruayAntenas.jpg
Esta foto es amabilidad de nettachita y le viene al pelo a este post. Gracias.

Es que, a veces, parece que no haya nada más que esta ciudad. Puede no ser tan malo. Es tan sólo un problema de aparcamiento, de encontrar un lugar en el que estacionar los trastos. Aceptando una mala combinación de colores. Fachadas mates. Pájaros amaestrados. Asambleas de sombras en los parques marrones. Descolorida la ropa tendida en los balcones. Pero, a ratos, el cielo también en la ciudad tiene colores rosas y nubes y brochazos graciosos. Aunque soy una hierba sin raíces, puedo sentirme un jueves acunada por esta deficiente colección de bares y centros comerciales. No me importa volverme proyección por estas galerías, entre un montón de piedras esparcidas sin planificación alguna. Ladrillo entre ladrillos. Ver estos árboles inútiles de lenta digestión con complacencia, como si me asomasen a otros bosques. Como si yo también formase parte de este suburbano desapacible y grato.

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21 de Septiembre 2004

Ni nada

Al fin sola

Nadie me conoce. Ni mi psiquiatra. Ni la alcachofa de la ducha. Ni mi taza de café. Ni mis pestañas. Nadie sabe nada de mí. Nadie me ha descubierto todavía. Ni mis sujetadores. Ni mis bragas. Ni mi pinza de depilar. Nadie se asoma a mis zonas estrechas. Nadie sabe encontrarlas. Nada me araña. Ni mi cepillo de dientes. Ni los chicles. Ni los vasos de leche desnatada. Nada entra en mi cuerpo. Todo lo cruza. Todo pasa de largo. Como el viento en las casas con dos puertas. Nada se lleva nada. Nadie.

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20 de Septiembre 2004

Un chico raro

Al fin sola
Lleva diez años sin ver la tele. Piensa antes de responder. Te mira a los ojos cuando le hablas. Come muy despacio. Respira dentro de la copa de vino. Nunca ha hecho un viaje organizado. No se va a casar. Tiene un amigo desde la infancia. Escucha una emisora que sólo habla en inglés. Sabe hacer un café perfecto. Le gusta hablar de sexo sin amor. A veces, la cara se le nubla como si un eclipse entrase en la habitación. Es un chico raro o se lo hace muy bien.

Escrito por Clarice a las 10:39 AM | Comentarios (1) | TrackBack

17 de Septiembre 2004

Metro(sur)sexual

Al fin sola

Ha venido a verme un amigo que ha adelgazado mucho, tiene un moreno de rayos uva y se ha dado mechas en el pelo. Dice que se ha vuelto metrosursexual, que es como el metrosexual pero con un puntito macarra, periférico...

Escrito por Clarice a las 1:48 PM | Comentarios (6) | TrackBack

Solitario, solitario

solitario.jpg
Cada vez que entro en el despacho de mi jefe le pillo jugando al solitario en su portátil. Entonces se pone muy nervioso, se le seca la boca, tartamudea, cierra rápidamente el pecé y me mira con los ojos muy abiertos, con absoluta entrega, haciendo como que me escucha.
Creo que no le importa tanto que le sorprenda sin trabajar (cosa que ya damos por sabida) como que le encuentre con ese juego en la pantalla, moviendo los naipes en una especie de masturbación ludópata que nunca termina en orgasmo. Solitario que juega al solitario. Mi jefe es un hombre muy, muy triste.


Escrito por Clarice a las 8:18 AM | Comentarios (5) | TrackBack

15 de Septiembre 2004

Anoche fui a Ikea

Al fin sola
Anoche fui a Ikea.
Cosas que necesitaba comprar:
- un frutero
- una jarapa pequeña para poner bajo las macetas del salón (y que no se me llene el parqué de rodales mohosos)
- tres pantallas color crema para una lámpara de mesa (porque las que tenía se han chamuscado al calor de las bombillas)
Cosas que compré:
- seis bases de madera con ruedas para poner encima las macetas del salón (a seis euros cada una) porque los tonos de las jarapas (1,50 euros) no me convencían y esas bases eran tan monas...
- seis copas pequeñas tipo cóctel, que no sé para qué sirven, pero son tan monas...
- una especie de plato-bandeja de madera que no se puede lavar, así que debe tener un solo uso y no sé cuál, ya lo pensaré
- un frutero de madera, prácticamente del diámetro de la mesa de la cocina, que me costó 25 euros y que tampoco se puede lavar
- una docena de velas de aromaterapia de sandía, mora y mandarina (efecto relax)
- una maceta con bambú (la planta en sí misma) por sólo 6 euros
- seis marcos para las fotos de Nueva Orleans
- tres pantallas blancas bordadas (no había otras) para la lámpara de mesa, que no encajan, así que tengo que ir a cambiarlas
- un dispensador de jabón para el baño
- dos paquetes de perchas de colores
- unas bolas rellenas de gelatina de colores ¿¿¿¿¿?????... Más monas...
- seis baberos con belcro y un osito de peluche articulado para la hija de mi amiga Katia
- una plantita con flor para que mi hija se la lleve al cole y la cuiden entre toda la clase
- seis manteles individuales azules
- un paquete de servilletas de papel amarillas (para que combinen con los manteles azules)
- seis portavelas
- unas cortinas de baño, rellenas de agua de color rosa
- un portacedés
- un colgador para la aspiradora ¿¿¿¿¿¿¿¿????????
- (...)
A la salida, en la tienda sueca, compré dos perritos (menú bistro, o sea, con cebolla, pepinillo y tal) para mi hija, un zumo, una cocacola y un rollito de salmón para mí.
Soy una mujer que sabe lo que quiere.

Escrito por Clarice a las 9:41 AM | Comentarios (5) | TrackBack

14 de Septiembre 2004

Fiesta, fiesta

Fiestas.jpg
Tengo varias fiestas pendientes. Varias cosas de risa y pañuelito en el cuello. Están por llegar y me estoy preparando a conciencia. He empezado las prácticas. Me he dado a la bebida. Me he puesto una camiseta anudada más arriba del ombligo y un sombrero de paja. El conductor del autobús me mira raro. Mi madre me dice que ya estoy mayorcita para estos trotes. Pero es que me invitan... y yo no sé negarme. De muchos es sabido que carezco de voluntad. Ya escucho el chunta chunta.

Escrito por Clarice a las 9:23 AM | Comentarios (2) | TrackBack

13 de Septiembre 2004

Colegiala

colegiala.jpg
He cargado la mochila. Zapatos limpios. Los libros recién forrados. Olor a nuevo. He salido a la calle con el sabor del colacao en la boca. El bocadillo para el recreo. Y aunque al llegar al cole, ni me han pasado de curso ni me han cambiado de profe ni hay compañeros nuevos con los que jugar, nadie me va a quitar esta sonrisa tonta de primer día de curso y estas ganas que tengo de hacerlo todo bien.

Escrito por Clarice a las 10:17 AM | Comentarios (2) | TrackBack

11 de Septiembre 2004

Discurso

Tenía tanto que decir que se subió a un taburete, a falta de podio. Miró al tendido, no había nadie entre el público, en fin, mejor dicho, no había público así que difícilmente podía haber nadie entre. No se amilanó. Tenía que decir lo que tenía que decir. Se aclaró la garganta. Tragó saliva. Allá va. Mas al articular la primera sílaba, seguramente fruto del ímpetu expresivo, se partió una pata del escabel y se metió tal hostia contra el suelo que se le pasaron las ganas de hablar por mucho tiempo. Además, en la caída, se rompió los dos incisivos superiores y le daba vergüenza abrir la boca en público.

Escrito por Clarice a las 12:55 PM | Comentarios (3) | TrackBack

10 de Septiembre 2004

Autopsia

Grissom.jpg
Ahora hay que practicar un poco la vida, que nos pasen la nota al final del recorrido. Cuando todo está en silencio. Cuando no se mueve nadie. Cuando nadie dice nada. Llega el momento de dar un buen salto, con amplitud, extendiendo cada uno las alas que le queden, y subirse a lo más alto. No reparar ni un rato en moretones. Otear. Quedarse con la parte sana de la fruta. Morderla. Llenarse los pulsos de sabor de lejos, de hojas de calendario recién estrenadas y aún crujientes. Estar donde se quiere. Desenmañarse. Acariciarse. Avanzar con los ojos, con las manos. Disolver el loctite que atrapa las plantas de los pies. Rascar lo que nos quede de miseria, que no encuentren nada en nuestra autopsia que haga pensar a Grissom que fuimos personas infelices ni un instante.

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9 de Septiembre 2004

Carretera

carre.jpg
Ella sabía mejor que nadie que tenía que ir ventilando cada estancia pero cuando lo intentaba sólo conseguía que entrase en la casa ruido y color de carretera. Sólo carretera, carretera sin manta.

Escrito por Clarice a las 9:53 AM | Comentarios (3) | TrackBack

8 de Septiembre 2004

Sopa de sobre

Trato de pasar por casa sin que nadie lo sepa, evitando cruzar esta ciudad que huele a sopa de sobre.
La ansiedad se cobra su primera víctima, desnuda de palabras, enseñando los dientes.
Preparo nuevos trucos para doblar esquina sin ser vista, que no me toque la niebla un pelo, que no se noten las desventajas, los agujeros.
Un maniquí sonríe meloso al otro lado y me invita a quedarme en su desnudo, en su pata de palo que rompe los cristales.
Lavo las ropas, las ordeno, pinto de verde las goteras.
Soy la doncella de un hueco de lluvia que siempre rezuma.
Cerraré las cortinas nuevamente, esconderé bajo la cama mis juguetes.
Recogeré pedazos de memoria, los untaré en las sombras y los merendaré cuando ya no me queden excusas que ponerme de nombre.

Escrito por Clarice a las 5:07 PM | Comentarios (3) | TrackBack

7 de Septiembre 2004

Chispitas

Dice que veía chispitas (como estrellas). Luego fogonazos (como relámpagos al otro lado de la frente). Ahora le anuncian que se puede morir, como todos, pero ella ya, ahora mismo, hoy o mañana. Castigada por ver chispitas, por tener estrellas en el cerebro (que a quién se le ocurre). No debería. Ella ya ha hecho un montón de esfuerzos, ha demostrado que le apetece seguir por aquí. Lo ha dicho en alto, pero los oncólogos aseguran que eso no es suficiente, que las ganas de vivir no valen una mierda. Ella dice que tiene mucho que hacer, que no tiene tiempo para andar muriéndose. Lo dice a grito pelado, pero nadie le hace caso. Y, encima, los que la quieren no tiene ni voz ni voto en esta absurda historia.

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6 de Septiembre 2004

Equivalencias

“Intentemos siempre comprender la realidad, y en lugar de imitarla, creemos cosas equivalentes”. Eso dice Dalí y como vengo de su pueblo, dispuesta estoy a indagar en las equivalencias.
Las calas y playitas de Cadaqués fueron el escenario cotidiano de los sueños del pintor. Sus azules y claras aguas se convirtieron en el perfecto espejo para reflejar espectros, obsesiones y delirios alucinantes. Así llegó por ejemplo a la desintegración de la persistencia de la memoria.
Entonces veo que si me acerco a la imagen que de mí formulan los espejos, ésta me parece real pero si intento acercarme al lugar en el que se supone que me encuentro yo, no me veo. Este es mi mundo irreal en el que vago cual linternista ambulante, dándome a conocer imágenes increíbles. Esta es la fantasmagoría en la que penetro para dejarme distraer, mi ilusión óptica. ¡Comprender la realidad! ¿Crear? ¿De tanto somos capaces? De distraer la memoria, recrearla, volverla más azul, más tierna, más digna de dedicación, menos sombría, menos tiesa. Equivalencias. Encontrar algo del mismo valor de lo que ya existe, o más, crearlo. Reflejos nuevos en viejos espejos donde la falta de azogue nos devuelve escenas deformadas, descascarilladas, como versos con huecos de palabras que hemos ido perdiendo.
Duelen las cirugías. Pinchan los vértices. Pero no hay más remedio que seguir buscando, hurgando en las heridas hasta que cristalice algo de la creación equivalente y trace un puente más o menos sólido por el que deambular y cruzar este mar tan salado que me deja sedienta a cada ola.

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